viernes, agosto 18, 2006

Grillos.


Que mejor imagen de la conciencia que “el grillo”. Un sonido constante en tu oído y que recuerda tu miserable humanidad. El “cri-cri” es uno de los ruidos más desagradables que conozco, sensación realzada desde que vivía en Orgasmo (llámese Placeres-Alto). Por el hecho de vivir en un lugar que tenía un miro clima especial, alejado del mundo, al infinito de la civilización, se daba toda una fauna; guarenes-perro en la ventana y grillos a miles; aprendí a conocerlos.

No importaba la hora en que empezaba a sonar el cri-cri, me levantaba a cazarlos, desesperado, hiperventilado al máximo los buscaba hasta que los encontraba, ya fuera en un rincón o en las paredes, siendo lo más común en los guardapolvos, que fueron desclavados sin piedad. Luego de ser muertos quedaban como trofeos de guerra en las murallas para atemorizar a los que osaran despertarme.

Por eso propongo para mi conciencia un perro; son fáciles de sobornar y sólo ladran cuando no los alimentamos o son atacados, pero como soy hombre de paz, eso no importa.

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