viernes, enero 13, 2006

"El Chile que no queremos...ver"

He aquí el comentario surgido tras ver un programa de Canal 13, cuyo nombre no recuerdo, pero es uno de la horneada del archi-bullado bicentenario. Trata de un estudiante del Santiago College que viaja a un lugar del sur austral, cuyo nombre tampoco recuerdo. El muchacho de 17 años cumple con el perfil "vivo en el barrio alto-veraneo en Maitencillo-Pucón-Santo Domingo" y se asume viviendo en una burbuja e inserto entre sus compañeros que se dícen "solidarios-no discriminadores y humanistas cristianos". Por eso el joven desea conocer nuevas realidades y llega a este lugar rural, inexistente hasta para el GPS. Se encuentra aquí con un adolescente de voz cantadita, humilde, y con el prejuicio típico de nosotros los chilenos de clase baja y media, que achacamos a los "cuicos" un sin fín de características tales como la petulancia, altivez y discriminación. Junto con sentir cierto pudor por "el que dirán acerca de su casa".
Surge la historia del príncipe que visita al campesino por 5 días, en donde los dos muchachos en principio jóvenes iguales ante la vida, comparten una rutina, entablan una buena convivencia, quizás amistad, pero que al final del tiempo, en el momento en que se tienen que despedir, uno le dice al otro "eris buena onda, pero al final somos de dos mundos distintos". Es esta frase la que dice, resume y catapulta todo. Es algo así como una declaración de resignación ante la existencia "real" de dos mundos.
En estos chicos, se refleja el Chile de la modernidad, de los TLC, de los discursos políticos, de los traslados de congreso, de las conciertos de U2, de los que van a la universidad, de las carreteras urbanas, de Tags, de la T.V. , y el Chile de los que no existen para el gobierno; ese Chile que quizás algún excentrico gringo quiere visitar para hacer "turismo rural", o de aquel "joven de la película" que visita para conocer como viven esos salvajitos, ese Chile que nos importa sólo cuando se hunde una lancha que llevaba los niños al internado, ese país en el cual los niños y jóvenes no aspiran a la educación superior, en el que no tienen sueños, solo realidades. Es el reflejo del binominalismo de las oportunidades; "o las tienes, o no".

¿Cómo podremos darles mas oportunidades a aquellos jóvenes, inexistentes para las políticas públicas?,¿Llevándoles computadores, pavimentando sus calles?, ¿Crear super carreteras para conectar estos simpáticos pueblitos con la capital ?.

1 comentario:

RecBer dijo...

Leyendo esa reflexion, articulo o lo que sea, recorde que una vez escribiste :"pero en internet todos bjo un pseudónimo somos iguales, no existen las barreras socioeconómicas de la realidad; la web es un medio mas homogéneo, incluso con las fotos existe una cierta paridad pues a caras bonitas o caras no tanto existe igualdad independiente de la ciudad, el dinero, la cultura, el lenguaje, etc.", de hecho con esa publicacion abriste este blog, lo recorde a proposito de la inequidad o la no igualdad de oportunidades, y voy a corregirte con pesar, ni siquiera en internet somos iguales, pues no estan representados todos los estratos sociales, de hecho internet tiene tanta o incluso menos representatividad que una encuesta telefonica, ya que simplemente el niñito no se cuanto de nose donde, que salio en ese programa no tiene la oportunidad de estar dentro de este ciber-mundo, de hecho dentro de internet existe mediana homogeneidad, pero el problema que no nos deja ser iguales es la oportunidad de acceder a el.