Joven provinciano, quizo toda su vida salir de aquel llamado hasta entonces, "pueblo de mierda". En cuarto medio estaba chato, se metió a preuniversitario a pesar de haber problemas económicos en su casa. Pero no importa hijo-dijo la mamá-, todo esto es para que usted sea mas que yo, y además es lo único que le puedo dejar.....
Le fué bien en la PSU ó PAA. Se fué a matricular en Enero, y se puso a buscar pensión. Ya a mediados de Febrero estaba en su nueva ciudad. No quería estar un minuto mas, enaquella provincia de toda la vida.
Conoció la vida, las luces lo deslumbraron, pero junto a esto llego la nostalgia, añoraba a su familia. En los momentos en que sus estudios no iban bien, recordaba todo el esfuerzo que hacía su gente; la mamá ya no se compraba ropa para ella, los hermanos chicos se tenían que apretar el cinturón, andaban con lo justo. La abuela, ayudando con lo que podía, a veces le mandaba "plata" al nieto. Todos los tíos preguntaban por él. Era el orgullo, la esperanza y por lo mismo millones de frustraciones proyectadas sobre aquel niño-hombre, que en el peack del carrete borraba todos sus miedos con la compañera infaltable, Marcela.
Fin de semana largo que había, él viajaba a su ciudad, a ver a su familia. El pueblo de mierda, ya no era tan feo, tenía aquella belleza que sólo la nostalgia deja ver.
Con el tiempo, las visitas no eran tan seguidas, quizás una o dos veces al año; ya no pensaba tanto en su familia, lo pasaba mejor in the city, carrete, gente buena onda. Sin embargo "mami" pensaba todos los días en él...
¿Esperaba retribución?.
martes, abril 18, 2006
Relatos urbanos.
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2 comentarios:
No cabe duda que esa situación es más que común para provincianos que no conocían el mundo carretero ni el de la bohemia nocturna pasada a chela. Pero, eso cambia, te lo aseguro...
ey cowboy...
parte de mi, parte de ti. Tu luz mas su luz.
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