domingo, febrero 26, 2006

Pose de mall.

Inmersos en el templo del consumo, deambulan los hombres, bañados en esa atmósfera de falsa tranquilidad, con la música subliminal susurrándole a la oreja, los versos de un poema inconcluso, cuyo final se salda con un par de billetes.

Es aquí, en estos centros comerciales, versiones gringas de las galerías y portales, donde los hombres y mujeres satisfacen el vacío de sus vidas, por sobre las necesidades básicas de consumo; donde la mujer víctima o victimaria de una infidelidad desahoga sus penas, donde la dueña de casa se compra el televisor más grande de la tienda, con un crédito enorme, con cuotas de por vida, satisfaciendo su represión como consecuencia de la rutina, tan sólo por un día, o quizás un mes, pero no mas, y sin embargo recordando por toda una vida, aquella impulsiva compra..

En los malles no resolvemos la necesidad, sino que la creamos, inventamos una carencia; aquel adorno que no tenemos donde poner, esa chaqueta que nunca vamos a usar, esos pantalones que compramos una talla menos, para convencernos de que en realidad estamos mas flacos.

Pero el shopping también es “moda y pueblo”, es aquel lugar donde se lucen las mejores pintas (compradas en el mismo mall, por cierto), y además un paseo dominical que ya reemplazó a los antiguos parques. Es en estos conglomerados comerciales donde surge la “pose mall”, un estilo de vida. Casi todos caminan con una seguridad envidiable, con un own style, que consiste en hacer que no se mira al de al lado cuando pasa tras nosotros, sino que mirarlo de reojo, o tal vez darse vuelta a mirarlo, pero que no se note, pues la comparación y el vitrineo móvil es parte del pack.

El mall es también un símbolo del progreso, pues sólo en las grandes ciudades existen, por lo que se ha convertido en el sueño eterno de la provincia. Así por ejemplo, los alcaldes ahora no prometen educación, prometen malles, y la ciudadanía ya no quiere postas y hospitales, o que le pavimenten las calles, sino que quieren malles. El paseo de curso, de los niños de provincia, es ir a la gran ciudad, al mall.-Con esta mentalidad tendremos niños, que antes de los 18 estarán en DICOM y no faltarán los que se suiciden a causa de las deudas, ya que los jóvenes no tienen edad para tomar alcohol, para tener sexo o para ir al cine, pero si para endeudarse con las tarjetitas de plástico y con las “adicionales” que dan las tiendas, a cuenta de la deuda del papá o la mamá-.

……………..La vanguardia es así……………

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