Como viajar en Bus y no morir en el intento.

Ir de una ciudad a otra, para los que no tenemos auto propio, es una de las cosas mas desagradables y extrañas, puesto que debemos sumergirnos en las profundidades del surrealismo interurbano que se genera e itinera a través de los buses.
Una de las cosas que requieren menos trabajo es elegir la empresa de buses, de hecho si acaso tuvieramos la posibilidad de optar por una compañía, deberíamos darnos con una piedra en el pecho, ya que los monopolios de recorridos y la fijación de precios es algo sabido por todos, que aceptamos y nos resignamos cual Pablo Mackena con sus 40 días de reclusión nocturna.
El paso siguiente es comprar el pasaje y elegir, si es que se puede, el número del asiento. -En la ventana y al medio- le digo a la señora que rumea el derivado del chicozapote. Una vez en el bus, como todas las cosas son al reves, el 18 resulta que está en el pasillo y no en la ventana. Para otra vez pida en el pasillo...ya sabe....
Se llena el bus. El individuo que va adelante se recuesta en casi 180º, pensando que esto es clase ejecutiva de Lan por 2 lucas. Cero conciencia, no le importa el pobre tipo que va atras. Luego se empierza a sentir olor a cebolla. No faltó el pelotudo que compró empanadas en el terminal, o rodoviario si es que estamos en Valparaíso.
Guinda de la torta: La guagua que se hace caca, el cabro chico, o la vieja sensible de estómago que se acuerda de la familia Guajardo Buitrago. Entonces estamos todos obligados a mamarnos el hedor, y enterarnos de lo que comió el "mareado".
-¿Falta poco?-

..................La vanguardia es así..............